12 de marzo de 2012

Pon la espalda recta

Que fin de semana tan curioso.
Para romper con lo mismo de todas las noches, la vida me ha regalado una historia de dos capítulos para vivir.
Y aquí estoy para compartirla con quien la quiera leer.

Sábado 10 de Marzo.
Hallábame yo felizmente distraído en el local de siempre, cerca de la barra y escuchando musicote, acompañado de un par de amigos, no había bebido mucho ese día, 3 copas debía llevar encima, no mas; por lo que la lucidez y la consciencia recorrían mi cuerpo como si fueran las 2 de la tarde de un Martes.
Cuando de repente, en una de mis muchos vistazos al ganado, me llama la atención un sujeto concreto.
Estaba solo, era muy alto, grande, que no fuerte, ni gordo, solo grande y atractivo de cara.
Como persona humana que soy, no es especialmente complicado que me llame la atención algún hombrecillo y por norma general nunca me planteo iniciar una conversación con ellos; pero esta vez fue distinto, después de un rato de indecisión y de pedirme un Cutty Sark con Coca-Cola, me armé de valor, me acerqué y le empecé hablar,
De esta manera se inició una conversación que duraría alrededor de una hora y media, calculo yo.
Y así hasta que nos despedimos en la parada del autobús, con los teléfonos y el mail intercambiados. Y con la idea de quedar al día siguiente para seguir charlando y conocernos con algo mas de luz y normalidad.

Domingo 11 de Marzo.
Como se dijo la noche anterior, se procedió a concertar una cita para la tarde del Domingo.
No estaba yo especialmente nervioso, todo el hielo que se necesitaba romper para acabar con la incomodidad de hablar con un desconocido se rompió la pasada madrugada.
Andamos y andamos, hablamos y hablamos.
Acabé con la sensación al terminar la cita de que yo había conocido muchas mas cosas sobre el, que el sobre  mi; pero eso me pasa siempre, no es nada nuevo.
Sin besitos, sin monerías y sin saber cuando le volvería a ver, monte en el Metro dirección a mi casa.

Y he aquí mis conclusiones, quizá pequen de contradictorias o quizá no.
El titular principal seria algo así como: 'El hombre que parecía ser algo que luego no fue'.
Procedo a explicarme: su físico, tan masculino, tan duro, tan varonil, tan viril, no cuadraba ni un 1% con lo que parecía ser su personalidad, y no se confundan ustedes, no quiero decir que fuera amanerado, para nada.
Solo que, pintaba ser una persona sensible, muy empática, tenia la mirada triste y el lenguaje corporal no ayudaba, andar con los brazos cruzados me daba una sensación de negatividad, de coraza, y la poca erección de su espalda transmita dejadez, pereza, rendición.

¿Que quiero yo decir con esto? Que punto uno, no necesito a nadie, pero, punto dos, si decidiera 'emparejarme' no me llama la atención una persona que sea mas débil que yo, quiero alguien que me alegre, que tire de mi, que me anime. No se si logro explicarme lo suficientemente bien, yo me entiendo.
Y a pesar de que su físico cuadraba bastante con una serie de preferencias que tengo en cuanto a los hombres, su personalidad tiraba por tierra todo lo demás, haciendo solo posible una amistad, creo.
Quiza pasen los meses y el chaval encuentre una ilusion por la que luchar y sufra un cambio de actitud que provoque que 'se me caigan las bragas', lo dudo, pero ¿Quien sabe?



Y aquí termina esta historia, de momento.

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