4 de abril de 2012

Bipolar

Siento que mi inspiración a la hora de escribir se escapa como las hojas de los arboles en Otoño o como la mierda por el váter, según lo poético que tenga el día.

No os quiero dar mucho el coñazo hoy, queridos amigos, pero os he de hablar de algo.
¿Sabéis cuando la vida, en su inmensa sabiduría, os pone delante algo que deseáis con ferviente pasión y luego todo se desvanece hasta que no queda nada? Pero nada eh... nada de nada.
Y he de hacer especial hincapié en lo de 'la vida os pone'.
Cosas que aparecen de la nada, cosas que no estas buscando, que quizá te gustaría encontrar, pero que desde luego tu pretensión diaria no es darles caza.
Porque claro, cuando uno va busca que te busca, como si del detective Colombo se tratase, pues oye... si luego te quedas sin ello... tu te lo guisas y tu te lo comes. ¿O no?

Este caso, mi caso, es distinto.
No entraré en demasiado detalle puesto que me parece del todo irrelevante; a donde quiero yo llegar es como mi desdoblada personalidad toma conciencia de lo sucedido y procede a crear una sólida opinión al respecto. Cielos, me vuelvo pedante por momentos.

Lo que iba diciendo, por un lado tenemos, redoble de tambores a...
Alex alias 'Que he hecho yo para merecer esto'.
¿Que nos cuenta este pequeño ser atormentado y escarmentado por la mala suerte? Pues dice que la vida es una hija de la gran puta bastante hija de perrilla, siempre pensó que le miró un tuerto al nacer, porque sino, no encuentra otra explicación.
No logra comprender el porque de tanta injusticia hacia su humilde persona.
Piensa que todas esos pequeños detalles, que le hacen distinto a la turba se camuflan de tal manera que son difíciles de ver.
¿Sabéis que la gente sin civilizar y los menores de 13 años tienen la costumbre de pegarse cuando ven un coche amarillo?
Pues cuando era joven e iba de excursión con el colegio en autobús, el Alex 'Que he hecho yo para merecer esto', para librarse de tan molestos sopapos, diferenciaba entre el amarillo y el mostaza; claro, recibía doble, una porque el coche era amarillo para cualquier mente llana y simple y otra por saber diferenciar el color mostaza.
Pues todas esas cosas que marcaban la diferencia se acentuaron con los años, evidentemente dejaron de ser tan triviales como el ejemplo de los colores tornándose en verdaderos valores dignos de envidiar.
Sigue pensando que aun nadie ha conseguido verlos.
En fin, me fui un poco del núcleo del tema; este Alex no entiende porque la vida le pone cosas delante que no piensa dejárselas tocar. Este Alex odia lo tonta que es la vida a veces.



Y en el otro lado de la balanza nos encontramos con Alex alias 'Prisma Positivo'.
Gracias a Dios, este personaje ocupa mas espacio en mi mente que el anterior, cuando el primero conquista territorio te vuelves como Víctor Sandoval y todo es horrible.
'Prisma Positivo' es creído, egocéntrico y de un optimismo que causa repelencia.
Siempre saca el lado bueno de las cosas, y lo que mas me sorprende es que rebusca y rebusca, y hasta que no ha encontrado, aunque sea un ápice de moraleja en cada historia, no descansa tranquilo.
Cree ciegamente que si piensas en positivo, atraerás lo positivo, y no se permite barajar la opción del fracaso. Al menos hasta que resulte tan evidente que no dejar paso a la resignación sería de necios.
Defiende a muerte la idea de que alguien que no sepa ver lo que vale, no le merece.
No importa si es un Premio Nobel de la paz, un Míster Universo o las dos cosas juntas.
Siempre, SIEMPRE, perderá mas el otro por no estar con 'Prisma Positivo' que 'Prisma Positivo' por no estar con el otro.


Mi consejo es que seáis como el segundo y que nunca os preguntéis ¿Que he hecho yo para merecer esto? si no ¿Que lectura positiva puedo yo sacar de este pedazo de mierda?. 
Porque la hay, siempre la hay, os lo dice 'Prisma Positivo' y el siempre lleva la razón.



2 comentarios:

  1. Ay, hijo, yo soy un 'Qué he hecho yo para merecer esto?' crónico. Que no es por gusto, si ahora leyéndote a mí me gustaría ser un poco 'Prisma Positivo', tampoco siempre, no vaya a ser que pierda la costumbre de regodearme en mi miseria, pero de vez en cuando sí. El caso es que creo que es algo de las sustancias químicas, y contra eso no puede uno hacer nada, ¡no tienes idea de lo que sufro! Lo cierto es que da una pereza tomarme mi circunstancia en serio... ¡ay!

    Tribulaciones propias aparte, permíteme decirte que me encanta tu blog. Ya de antes, tú lo sabes, pero tenía que decirlo, que me gusta mucho lo que escribes y como lo haces.

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    1. Ays... también te entiendo, no creas tu que no; los dramas a sufrir pueden ser verdaderamente atractivos en muchas ocasiones... claro que si ya me hablas de sustancias químicas y demás, poco podemos hacer para verlo todo mas rosa.
      Pero como tu dices ¡La frivolidad es una de las cosas más importantes de este mundo! Así que mejor no tomarse las desgracias demasiado en serio y reirse de ellas el doble de lo que ellas se rien de nosotros.
      Que ya esta bien !caramba!

      Muchas gracias por los elogios hacia mis Turbulencias Inevitables, se agradecen, yo también podría pelotearte un rato, pero ya sabes perfectamente, que si te viera empaquetado en una caja rosa de Mattel te compraba.

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